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(Audio) Remisse Catriel: una historia de esfuerzo, fe y amor por el trabajo que hoy tiene local propio

Hay logros que se construyen a fuerza de constancia, trabajo y esperanza. Así podría definirse la historia de Remisse Catriel, el servicio de transporte que desde hace más de una década acompaña el día a día de cientos de familias catrielenses, y que este sábado celebró un paso muy especial: la apertura de su local propio, un sueño largamente acariciado por sus fundadores, Betty y Héctor.

La mañana fue distinta. Las llaves abrieron por primera vez las puertas del nuevo espacio, y junto con ellas se abrió también un torrente de emociones. “Fue mucho”, resumió Betty en una entrevista radial con Ramón Sebastián Villablanca, en el programa De Ida y Vuelta por FM Láser. “Ayer fue un día muy emotivo. Se vino todo el sacrificio encima, todo lo vivido… los robos, las dificultades, pero también la alegría de haber llegado hasta acá”, dijo entre lágrimas contenidas y una sonrisa imposible de disimular.

Durante más de quince años, Remisse Catriel funcionó en un local alquilado a la familia Parada, a quienes los nuevos propietarios agradecieron especialmente “por el apoyo y la confianza de tantos años”. Pero la vida, el esfuerzo y la fe los llevaron a dar este nuevo paso: tener su propia casa. “Fue un sueño de dos años de trabajo, de mucho papeleo, de decisiones compartidas… y se dio”, contó Betty.

Y la celebración fue doble. Porque junto al nuevo local de remises también abrió sus puertas Montecarlo Suéter, el emprendimiento textil que lleva adelante Betty, dedicado a la venta de suéters y prendas de vestir. “Los dos negocios están juntitos, como nosotros. Doble sacrificio, pero con mucha felicidad”, dijo, riendo.

El conductor del programa, visiblemente emocionado, recordó los comienzos del vínculo con la familia: “Un día cayó Héctor a la radio para hacer publicidad y desde entonces estamos conectados. Hablar de ellos es hablar de lucha, de esfuerzo, de gente buena. Pasaron por tantas cosas y nunca bajaron los brazos. Son un ejemplo de cómo se enfrenta la vida”.

Héctor, por su parte, se mostró agradecido con los clientes que acompañan día a día el servicio. “Tengo muchos pasajeros que ya son como amigos. Saben cómo somos, tratamos de ayudar a todos. Es una lucha diaria, pero seguimos para adelante. Siempre hay que seguir para adelante”, dijo con la voz cargada de emoción.

En un contexto económico difícil, el logro de Remisse Catriel trasciende lo comercial: es un testimonio de fe, de compromiso y de la fuerza de los sueños compartidos. Porque detrás del volante, de cada viaje y de cada llamada, hay una historia de trabajo honesto y perseverancia.

Y hoy, esa historia tiene un nuevo punto de partida: su propio local en Catriel, símbolo de un camino recorrido con amor, humildad y la certeza de que los sueños —cuando se sostienen con el corazón—, siempre encuentran la forma de llegar a destino.

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