Cómo se gestó, firmó y liquidó el acuerdo de prohibición de misiles de medio y corto alcance, uno de los más importantes alcanzados jamás entre Moscú y Washington.
(Actualidad RT).- Durante la Guerra Fría, la URSS y EE.UU. firmaron una serie de tratados disuasorios sobre armas nucleares, misiles y otros tipos de armamento, iniciando una retórica que continuó tras el colapso de la Unión Soviética. A lo largo de los años, no obstante, Washington fue poniendo fin a todos estos acuerdos, pese a lo cual Rusia se esforzó por seguir cumpliéndolos.
Uno de los últimos acuerdos en ser abolidos fue el Tratado sobre Misiles de Medio y Corto Alcance (INF, por sus siglas en inglés), firmado entre la URSS y EE.UU. en 1987. Este lunes, el Ministerio de Asuntos Exteriores ruso comunicó que Moscú ya no se autoimpone restricciones respecto al despliegue de misiles de corto y medio alcance, tras seguir respetando el INF unilateralmente después de que Washington lo abandonara en 2019.
Historia del INF
El tratado fue firmado por el entonces líder de la URSS, Mijaíl Gorbachov, y el presidente estadounidense, Ronald Reagan, el 8 de diciembre de 1987, durante una reunión en Washington. Las negociaciones fueron largas y complicadas debido a las exigencias de ambas partes, pero finalmente Moscú y Washington llegaron a una fórmula de “cero absoluto”, según la cual se destruirían todos los misiles balísticos y de crucero terrestres de medio y corto alcance.
El tratado entró en vigor el 1 de junio de 1988 y siguió vigente tras el colapso de la URSS en 1991. En ese momento el documento pasó a incluir, además de EE.UU. y Rusia, a Bielorrusia, Kazajistán y Ucrania.

Acusaciones mutuas
Desde 2000 Rusia expresó su preocupación por las acciones de Estados Unidos en Europa, como el despliegue de elementos del sistema de defensa antimisiles estadounidense en Europa oriental. En 2014, EE.UU. y Rusia se acusaron mutuamente de incumplir el INF. En esa ocasión, el entonces presidente estadounidense, Barack Obama, acusó a Rusia de probar misiles de crucero de medio alcance. A su vez, el Ministerio de Asuntos Exteriores ruso acusó a EE.UU. de violar el tratado, afirmando que Washington utilizó proyectiles de características similares a los misiles de medio y corto alcance durante pruebas de defensa antimisiles.
A pesar de que Moscú cumplió el acuerdo, Washington afirmó que Rusia había estado desarrollando en secreto misiles de alcance intermedio, en concreto, misiles que supuestamente podían ser lanzados desde sistemas de misiles tácticos Iskander-M, desplegados a lo largo de la frontera occidental del país.
Los misiles rusos en cuestión corresponden a los Novator 9M729, que según Washington tendrían un alcance prohibido de al menos 3.000 kilómetros. Sin embargo, el Ministerio de Defensa de Rusia aseguró que el alcance de esos proyectiles no superaba los 480 kilómetros y era incluso 10 kilómetros menor que el de su predecesor, el 9M728.
Con respecto a las acusaciones de que Rusia había violado el Tratado INF, algo que Moscú siempre negó, la parte rusa indicó que EE.UU. no podía presentar ninguna prueba de ello. Asimismo, el Kremlin insistió en que tenía muchas reclamaciones por el incumplimiento del tratado por parte de EE.UU., todas ellas justificadas.
Una de esas acusaciones giraba en torno al uso de misiles señuelo y de drones pesados de asalto, así como de la creación de los sistemas de defensa antimisiles Aegis Ashore en Europa y otras partes del mundo, adaptados para lanzar misiles de medio alcance Tomahawk. Moscú también señaló que misiles balísticos como el Hera violaban el tratado.

El fin del tratado
Las partes se reunieron en 2016 para resolver sus diferencias, pero las negociaciones no dieron fruto. En 2018 el Congreso estadounidense ya decidió desarrollar sistemas de defensa para contrarrestar los misiles terrestres de medio y corto alcance, una acción unilateral que se consolidó con la decisión del presidente Donald Trump, el 20 de octubre de 2018, de retirarse del tratado.
Tras varias rondas de negociaciones e intentos de Rusia de convencer a las autoridades estadounidenses de la importancia del tratado y de que Moscú nunca lo había violado, Trump anunció el 1 de febrero de 2019 que Washington suspendería sus obligaciones en virtud del INF el 2 de febrero y lo abandonaría seis meses después, el 2 de agosto. En respuesta, el presidente ruso, Vladímir Putin, anunció la suspensión de su participación en el tratado el 2 de febrero, y el 2 de agosto el INF perdió su vigencia.
Sin embargo, incluso después de que EE.UU. se retirara del acuerdo, Rusia dio una serie de pasos para crear una base que diera pie a un diálogo en este ámbito y destacó la necesidad de evitar una carrera armamentística de misiles, pero Washington y sus aliados de la OTAN no tuvieron una reacción constructiva al respecto. En noviembre del año pasado, Putin manifestó que “EE.UU. cometió un error al destruir unilateralmente el Tratado INF en 2019 con un pretexto descabellado”.

Los términos del INF
El tratado preveía la destrucción de todos los misiles balísticos y de crucero terrestres de alcance medio (de 1.000 a 5.500 kilómetros) y corto (de 500 a 1.000 kilómetros). Los misiles de corto alcance debían eliminarse en un plazo de un año y medio, y los de medio alcance en tres años.
El documento también establecía la prohibición de producir y probar nuevos misiles de medio y corto alcance. Este tratado se convirtió en el primer documento de la historia que eliminaba toda una clase de armas. Para supervisar su aplicación se concedió a cada una de las partes el derecho a realizar inspecciones.
En junio de 1991, el tratado se había aplicado en su totalidad. La URSS había destruido 1.846 sistemas de misiles en 117 emplazamientos, mientras que EE.UU. había destruido 846 sistemas en 31 instalaciones. Gracias a la aplicación del tratado, fueron eliminados dos tipos de arsenales nucleares de ambos países, lo que contribuyó significativamente al proceso de desarme nuclear, enfatizó la Cancillería rusa.