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Catriel volvió a reclamar por la reparación de la Ruta 151

Una herida abierta que desnuda la indiferencia de los gobiernos nacionales

Una vez más, Catriel se convirtió en el epicentro de un reclamo que ya no admite demoras: la urgente reparación de la Ruta Nacional 151. Esa arteria, vital para la conectividad regional y para la proyección económica hacia Vaca Muerta, es también un camino marcado por tragedias evitables. Los accidentes fatales se acumulan en la memoria colectiva como un saldo luctuoso de la desidia política.

Como cada 26 de mes, la protesta reunió a concejales de Catriel junto a sus pares de 25 de Mayo y Puelén (La Pampa), Cinco Saltos (Río Negro) y representantes del Alto Valle, quienes participaron también de manera virtual. La jornada comenzó en el Concejo Deliberante y continuó con una caravana hacia el acceso sur, donde vecinos, concejales y autoridades locales repartieron folletería informativa a los automovilistas. Ni la lluvia pudo frenar la convocatoria: el cierre estuvo marcado por un abrazo simbólico a la torre y el canto del Himno Nacional.

Pero detrás de los gestos de unidad late la indignación. Cada nuevo encuentro repite la misma postal: ciudadanos reclamando por una ruta destruida, mientras los gobiernos nacionales —los de antes y los de ahora— se turnan en la misma omisión, en el mismo silencio cómplice. Se habla de inversiones millonarias para Vaca Muerta, pero se deja a la deriva a la carretera que sostiene gran parte de ese tránsito estratégico.

La Ruta 151 no es solo un corredor vial: es la línea que une familias, transporta producción y sostiene la vida cotidiana de miles de personas. Cada bache sin reparar, cada tramo olvidado, es una condena a la inseguridad y, demasiadas veces, a la muerte. Catriel lo grita con fuerza, pero Buenos Aires parece sorda.

La protesta de este 26 no fue solo un reclamo vial: fue un grito contra el desprecio histórico hacia el interior profundo, contra el centralismo que administra con calculadora electoral y olvida que en estas rutas se juega algo más que el tránsito. Aquí se juega la vida.

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