La ciudad celebró sus 116 años de vida en una jornada marcada por las inclemencias del tiempo y también por las certezas de la política. El acto protocolar, tantas veces suspendido por el clima, se concretó este sábado con dos gestos que hablan más fuerte que cualquier discurso: la inauguración de la Escuela N° 248 “Crezca Grande” y la entrega de 34 viviendas a familias que esperaron, en algunos casos, más de dos décadas.
El gobernador Sergio Ziliotto no pudo llegar a último momento por la tormenta que azotaba Santa Rosa, pero envió a gran parte de su gabinete. Y ese detalle, lejos de ser menor, mostró lo que en estos tiempos se vuelve indispensable: el respaldo institucional como signo de compromiso político.
La presidenta del IPAV, Erica Riboyra, no esquivó el tema central: las viviendas se habían paralizado porque Nación cortó los fondos. Fue el propio gobierno provincial el que tomó la decisión de terminarlas con recursos pampeanos. Una definición que, guste o no, revela un dato contundente: mientras la administración nacional abandona compromisos, La Pampa los sostiene.
El intendente Leonel Monsalve lo subrayó sin rodeos: “Estas casas habían quedado abandonadas por Nación. En estos momentos difíciles, la Provincia siempre estuvo presente para que 25 de Mayo siga creciendo”. No es una frase suelta: es una definición política que coloca a 25 de Mayo dentro de un debate más amplio sobre qué Estado queremos y de dónde debe llegar la respuesta a las necesidades de la gente.

La emoción de recibir las llaves de la casa propia
Foto: Prensa Mun. 25 de Mayo
En un aniversario que bien pudo haberse perdido en la formalidad de un acto, lo que quedó en claro es que en esta localidad se midió la política por sus resultados concretos: una escuela refaccionada, 34 familias que al fin recibieron su casa, y un gobierno provincial que se puso al hombro las obras que la Nación dejó inconclusas.
El festejo por los 116 años de 25 de Mayo no solo celebró la historia de la ciudad: también marcó un presente en el que la política se diferencia entre quienes prometen y quienes cumplen, aun cuando el clima —en el cielo o en la economía— se vuelva adverso.










