Una vez aprobado en la Legislatura pampeana el llamado a licitación del yacimiento “El Medanito”, el intendente de 25 de Mayo, Leonel Monsalve, no tardó en salir a escena. Fiel a su estilo, eligió las redes sociales para descargarse, ensayando una vez más su rol de víctima: “¡Qué semana tuvimos!”, escribió, en un mensaje que mezcló lamentos, reproches y un intento de apropiarse de un resultado que poco tuvo que ver con su gestión y mucho con la rosca política del oficialismo y la oposición.
Lo cierto es que la aprobación legislativa llegó pese a él, y no gracias a él. Buena parte de sus propios correligionarios provinciales le dieron la espalda, dejando al descubierto la soledad política que arrastra a fuerza de declaraciones desmedidas y decisiones erráticas.
La semana que él mismo sembró
Monsalve habló de “semanita dura”, pero el vendaval fue consecuencia de su propio discurso. En su paso por el streaming *Se picó* lanzó frases que levantaron polvareda: que “no se siente pampeano” y que el exintendente Bravo “lo deje gobernar”, aunque este último no tiene cargo alguno y solo opinó en redes sociales. Suma además un historial que lo persigue: renuncias en su gabinete, denuncias por persecución laboral, causas judiciales por despidos injustificados y obras fallidas —como el entubado cloacal que duró un suspiro y volvió a inundar de pestilencia un barrio entero—.
Pese a este escenario, Monsalve se mostró como un mártir político: “¡Tengo ganas de llorar, pero no me voy a quebrar!”, dijo en su mensaje, apelando a la emoción y adjudicándose la licitación como fruto de “un año y medio de lucha, de peregrinaciones y de puertas golpeadas”.
Del discurso al autobombo
El jefe comunal dedicó párrafos enteros a agradecer apoyos sindicales y personales, mencionando a petroleros, camioneros, estatales y empresarios. No faltaron las referencias religiosas ni los dardos contra quienes —según él— “aprovecharon para tirarle mierda permanentemente”. También rescató a Marcelo Rucci, líder de los Petroleros Privados, como un aliado clave en su pelea.
En su relato, los viajes a Santa Rosa y Buenos Aires —fuente de críticas por su constante ausencia en el pueblo— fueron reivindicados como gestiones imprescindibles: “A pasear salgo con mi familia, no cuando viajo por el pueblo”, fustigó.
Entre la épica y la realidad
Con tono de predicador, Monsalve insistió en que “van a venir obras, inversiones y trabajo”, y que 25 de Mayo se convertirá “en una de las comunidades más importantes de La Pampa”. Sin embargo, detrás del discurso épico persiste una gestión marcada por el desgaste, las fugas de funcionarios, las causas judiciales y los vecinos que todavía esperan respuestas concretas a problemas cotidianos.
La licitación de “El Medanito” fue, en definitiva, un triunfo de la política provincial, no de un intendente acorralado por sus propias contradicciones. Monsalve eligió capitalizarlo como si fuera suyo, aunque en el camino dejó a la vista su costumbre de disfrazar derrotas como victorias y victimizarse para sobrevivir en el ring político.
