Una conmovedora y masiva marcha acompañó el reclamo del Hospital Garrahan, en crisis por decisión del gobierno de Milei que, al mismo tiempo, ataca a la salud pública, hiper endeuda al país, subsidia y financia todas las bicicletas financieras y fomenta la especulación con el dólar. La movilización partió del Garrahan, llegó a Congreso y de ahí a Plaza de Mayo, con el apoyo explícito de transeúntes, automovilistas y comerciantes a cada paso.
(Por Francisco Pandolfi-Fotos Juan Valeiro-Para La Vaca).- Lo que dicen médicos, profesionales y pacientes de un hospital emblemático que atiende a todos los niños, niñas y adolescentes del país con patologías complejas. La teoría sobre el odio a los trabajadores públicos, los reclamos que apuntan a una canasta básica como mínimo, ante un gobierno que en lugar de intentar solucionar el problema tiende a empeorarlo, y sigue con la política de la motosierra, que por definición solo es capaz de amputar al sistema de salud, mientras en el hospital una señora era intervenida para donar parte de su hígado a un bebé de 5 meses. ¿Quién gana y quién pierde con lo que pasa en el Garrahan? El documento completo que se leyó durante el acto..
Dentro del Hospital Garrahan, en la puerta del área de radiología hay un cartel que no debería estar ahí, pegado. O no debería estarlo en condiciones normales. “Buscado por vaciar al Garrahan”. Debajo se ve la foto de Mario Lugones, ministro de Salud, con una inscripción: “Quiere robarle la salud a las infancias para beneficiar su propio negocio”.
VIDEO DE C5N
Esa imagen se repite por todo el establecimiento, junto a otros que informan sobre el paro de actividades que arrancó a las 7 de la mañana de este jueves y se extenderá hasta las 7 de mañana del viernes (se mantuvieron el servicio de guardia y la atención a pacientes internados) y convocan a la movilización que está empezando ahora mismo, cuando médicos y enfermeros y personal administrativo se alistan en la puerta para movilizar primero al Congreso, y desde ahí hacia Plaza de Mayo.

Otra de las cartulinas pegadas en los pasillos hace foco en los trabajadores: “Defendamos al Garrahan y a sus laburantes”. Uno de ellos es un médico anestesista que está de guardia y prefiere no dar su nombre. No va a marchar, pero baja a la puerta del hospital para bancar la resistencia colectiva. Trabaja aquí hace más de treinta años. Sintetiza la gravedad del problema: hay un equipo de seis perfusionistas que se encargan, en las operaciones y trasplantes de corazón (se hacen promedio dos por día) de mantener al corazón latiendo mientras se realiza la intervención. En los últimos meses tres de los seis profesionales, con más de quince años de trayectoria, renunciaron por los bajos salarios. “Si se va un perfusionista más, hay que cerrar el programa, porque es imposible se sostener”.
Esto (y tanto más) es lo que está en juego hoy en el Hospital Garrahan.

El odio al trabajador público
Arranca una movilización que cuadra a cuadra se volverá más masiva. Se canta “el hospi no se toca, el hospi no se toca”.
Se pregunta si el hospital está y la masa contesta que sí.
Se pregunta si los laburantes están y se contesta que sí.
Se pregunta si las familias de los pacientes están y se contesta que sí.
Y se pregunta si el sueldo está, y la respuesta es unánime: “Nooooo”, con esa o que se extiende en el aire y que da más fuerza a seguir cantando.
Mercedes Méndez, Meche, es licenciada en enfermería y trabaja en el hospital hace 31 años: “El desfinanciamiento viene desde hace un año y medio y las consecuencias son evidentes: muchos profesionales ya abandonaron el hospital. El gobierno es consciente de lo que está generando, porque para ellos la salud es un gasto y no una inversión. Va en la misma línea del ataque a los jubilados y a las personas con discapacidad”.
Agrega: “La salud y la educación pública siempre estuvieron al límite con todos los gobiernos, nunca estuvimos cómodos y siempre tuvimos que salir a luchar por nuestros derechos. Pero esta gestión vino a endurecer todo, con un odio de clase al extremo, que viene a decirnos que nos odia por ser trabajadores públicos. O sea no tiene lógica lo que hacen. Vienen por todo lo que quedaba y no se lo vamos a permitir, porque la salud pública debe seguir siendo un bastión a preservar”.
¿Qué está en riesgo hoy? Enumeran trabajadoras y trabajadoras del hospital:
- “Una red integral de atención que asiste a todos los niños, niñas y adolescentes del país con patologías complejas”.
- “La formación de profesionales que se capacitan en el Garrahan para asistir a pacientes pediátricos en todo el país, desde La Quiaca a Tierra del Fuego”.
- “Los avances tecnológicos en ciencias médicas que ayudan a disminuir la mortalidad y mejoran la calidad de vida de pacientes pediátricos con enfermedades graves”
- “Los avances científicos en medicina pediátrica que se realizan en la institución y se replican en numerosos centros de atención”.
Otro de los afiches muestra un corazón abrazado por dos manitos, y el lema “El pueblo abraza al Garrahan”. La frase parece haber presagiado lo correcto, lo que sucede, lo que está pasando en el camino que arranca en la puerta del Garrahan, sigue en avenida Entre Ríos hasta llegar al Congreso de la Nación. Y luego a Plaza de Mayo.

La pelea de Morena
Morena es una de los miles y miles de pacientes de todo el país que se atiende en el Garrahan. Tiene 11 años de edad. Vino a la marcha con su mamá Rosario y su abuela Noemí. Cuentan que en pandemia a Morena le dieron la vacuna Moderna contra el Covid y le provocó una enfermedad en la sangre: Púrpura Trombocitopénica Inmune (PTI). Dice Noemí: “La internaron en el Garrahan cuando tenía 3 mil plaquetas, y lo normal es 150 mil. Corrió peligro su vida”. Morena estuvo más de un mes internada y se sigue tratando actualmente. Dice Rosario: “Mucho tiempo debimos venir todos los días a control, ahora cada seis meses porque está mejorando”.
Completa su abuela Noemí: “Este gobierno busca matarnos en vida. No se entiende que se metan con quienes salvan la vida de bebés, niños y adolescentes, que son nuestros hijos, nietos y sobrinos. Siento asco, bronca y sobre todo impotencia, porque sólo pueden tomar estas decisiones quienes tienen una mentalidad asesina y el gobierno esto lo demuestra todos los días”.

El reclamo y las promesas falsas
Se va sumando gente al andar. Hay trabajadores que en la caminata entregan volantes a la gente que mira, que aplaude, que está atendiendo en sus negocios mientras la marea humana cada vez es más numerosa y ahora llega al Congreso de la Nación. Allí, a principios de julio, la Cámara de Diputados trató la emergencia para el Garrahan, pero la sesión se levantó por discusiones entre el bloque de La Libertad Avanza y el peronismo. Y la emergencia quedó sin tratar.
¿La emergencia? La recomposición salarial del 100%; que el sueldo base para cualquier ingresante sea el que determina la canasta básica familiar: un millón ochocientos mil pesos; y el aumento presupuestario del hospital.
Las y los trabajadores del Garrahan comenzaron con el reclamo por la recomposición salarial hace más de un año. Le prometieron un bono y tampoco lo cumplieron. Llevan 14 paros y no sólo no fueron escuchados por el gobierno nacional sino que la situación empeoró: el gobierno difundió el 2 de julio un reglamento que degrada las condiciones laborales de los residentes en hospitales nacionales al buscar convertirlos en “becarios”, detrimento a la formación a largo plazo. (https://lavaca.org/actualidad/otro-ataque-a-la-salud-publica-y-al-garrahan-las-movilizaciones-que-se-vienen/)

El símbolo de la crueldad
Eliana lleva un cartel que dice “la salud pública es salud socioambiental”.
Eliana trabaja como administrativa del hospital hace 12 años y en la actualidad está en el área de servicio social. Dice que hoy el Garrahan es un símbolo de lucha, compromiso, amor, de igualdad por atender a todo tipo de paciente, pero también de la crueldad: “Están poniendo en peligro la salud de los niños, niñas y adolescentes no solo de nuestro hospital sino de todo el país y de Latinoamérica. Los tratamientos están en peligro, las formas de atención, los médicos que se van imposible de recuperar en sus saberes”.
Eliana cuenta la supervivencia en números concretos: “La pérdida salarial es casi del 100% desde noviembre del 2023 a la actualidad. En este último año nuestro aumento fue menor al 3%. Yo cobro 800 mil pesos con más de 10 años de antigüedad. Hicimos una cuenta con otros trabajadores del Garrahan y descontando alquiler y el resto de los impuestos, nos quedan 4.415 pesos por día para vivir. Con eso tenemos que comer, comprar un remedio, sostener a tus hijos. O sea, vivir así es imposible”.

Si el Garrahan gana
La marcha ahora llega a Plaza de Mayo y un océano de gente inunda las calles porteñas. Adelante solo se ven miles de cuerpos. Atrás, también. Están todos los sectores de la salud pública a nivel nacional, además de varios gremios, un grupo de sindicatos de la CGT, las dos CTA, y muchísimas organizaciones barriales, estudiantiles, culturales y sociales: desde la actriz Mirta Busnelli, el dirigente Ricardo Alfonsín y el Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel. No hay un policía y no hay disturbios, lo que evidencia un signo de estos tiempos: «Cuando la movilización es multitudinaria, no hay protocolo que valga», dicen desde la cabecera. Mientras la ciudad de Buenos Aires es el epicentro de esta movilización, profesionales de la salud realizan cortes, paros y marchas en todo el país en reclamo de los recortes presupuestarios en todos los hospitales de Argentina.
Desde la cabecera de la marcha –que lleva una bandera con el lema “Por el Garrahan, la salud pública y todas las luchas”, dicen: «Si el Garrahan gana, gana la clase trabajadora. Si el Garrahan gana, Milei tiene un problema».
Termina la marcha en Plaza de Mayo.
Mientras tanto, en el Hospital Garrahan una señora está siendo intervenida quirúrgicamente. Le está donando parte de su hígado a un bebé de 5 meses en el Hospital de Pediatría de mayor complejidad de Latinoamérica.

Reproducimos el documento completo que se leyó en la marcha.
Compañeros y compañeras, familias, trabajadores, trabajadoras, estudiantes,
jubilados: “Gracias por estar hoy llenando esta plaza”, abrazando esta lucha que no es
sólo nuestra, sino de todo un país.
Esta enorme movilización llega a la Plaza de Mayo para decirle bien fuerte al gobierno
de Milei: ¡no al vaciamiento del Hospital Garrahan! ¡Basta de ajuste a la salud pública!
¡Recomposición salarial ya para sus trabajadores y trabajadoras!
Queremos destacar que esta tarde no estamos solos en Plaza de Mayo: se está
desarrollando una verdadera jornada nacional, con acciones en todos los rincones del
país.
La asamblea de trabajadoras y trabajadores del Garrahan, que agrupa a todas las
profesiones y oficios que sostienen el funcionamiento hospitalario, y es impulsada por
los sindicatos combativos de la institución (Junta Interna de ATE y la Asociación de
Profesionales y Técnicos) y el colectivo de trabajadores autoconvocados, resolvió esta
movilización como parte de su plan de lucha. Sin embargo, la jornada fue rápidamente
abrazada por un colectivo mucho más amplio que el interior del Garrahan: se hizo
bandera del pueblo argentino, empezando por las propias familias que atienden a sus
niños, niñas y adolescentes en el hospital. A la vez por diversas organizaciones
sindicales, sociales, políticas y de DDHH; también, por ciudadanos y ciudadanas de a
pie, que han venido a sumar su cuerpo y su voz, y poner un límite a la destrucción.
La pelea de los trabajadores y trabajadoras del Garrahan es causa nacional por
muchos motivos. En primer lugar, porque plantean un reclamo elemental: que nadie en
el hospital debería ganar menos que el costo de la canasta familiar ($1.800.000).
¡Basta de trabajadores bajo la línea de pobreza!
Mediante la intervención institucional y el estrangulamiento financiero disfrazado de
austeridad, el gobierno ataca al hospital, vaciándose su recurso humano,
abandonando su infraestructura y generando condiciones laborales insostenibles para
sus trabajadores. Estamos atravesando una crisis grave, persistente y cada vez más
profunda que ha dañado y amenaza con destruir el rol del Hospital como centro de
referencia para la salud pública de alta complejidad. Hay que destacar que el
Garrahan es protagonista insustituible en la red pediátrica nacional.
Por eso, hoy decimos con fuerza en esta Plaza de Mayo: “El Hospital Garrahan no se
toca”
Ante este conflicto, la actitud destructiva del gobierno y sus tentáculos que infiltran la
cúpula directiva del hospital ha sido desinformar y mentir a la población. Al mismo
tiempo, difamar, agredir y amenazar a sus trabajadores. Nos han acusado de ñoquis;
mintieron sobre la composición de todo el plantel; engañaron sobre el presupuesto que
viene recortando al hospital; tildaron de “ideológicos” a comités de trabajo
interdisciplinarios y al conflicto de generado por intereses ajenos al hospital, cuando en
realidad está sostenido por asambleas abiertas y masivas de trabajadores.
¿Por qué mienten? Tal vez porque no soportan ver que una institución pública pueda
ser sinónimo de excelencia y humanidad. Porque les incomoda que exista un hospital
que demuestra todos los días con intervenciones quirúrgicas innovadoras,
tratamientos de vanguardia y un equipo de salud que está comprometido con la
institución que lo colectivo funciona y que el cuidado de las infancias y adolescencias
de la Argentina no se rige por las lógicas del mercado.
Ahora, Lugones y Milei redoblan la apuesta al nombrar un interventor como Director
Médico. Pirozzo no tiene antecedente alguno en pediatría, y sólo es designado por su
trayectoria como vaciador del Sommer y del Bonaparte, hospitales en los que ejecutó
despidos masivos.
Pero si el gobierno redobla la apuesta, nosotros aquí movilizados también lo hacemos.
Le recordamos al gobierno que en el Garrahan hay una larga historia de lucha por
salario, condiciones de trabajo y, en definitiva, su defensa, más allá del poder de turno.
Esta plaza colmada es un mensaje contundente al gobierno de Milei y al empresario
Lugones: este pueblo no va a permitir que se lleven puesto al principal hospital
pediátrico del país y a la salud pública sin pelear. Con los métodos que venimos
empleando -asambleas, paros, movilizaciones- insistiremos en que el gobierno dé
respuesta a nuestros reclamos y exigiremos la aprobación de cualquier ley que sea
favorable a ellos, como la ley de Emergencia Sanitaria Pediátrica, que ya ha obtenido
dictamen en comisiones para ser tratada y esperamos sea apoyada masivamente por
legisladores de todo el país.
Resulta claro que la agresión al Garrahan forma parte de un ataque a la salud pública.
El sistema de residencias se ha mostrado en el mundo y en la Argentina como la mejor
forma de capacitación de posgrado. Los residentes son parte esencial del sistema y
del equipo de salud y constituyen la garantía de su funcionamiento futuro. La reforma
intempestiva e inconsulta del empresario Lugones al sistema de residencias
nacionales expresada en la resolución 2109 debilita la formación, precariza
condiciones laborales y rompe un sistema probado, justo y eficaz. Expresamos nuestro
más enérgico rechazo a esta reforma y reivindicamos la organización y lucha de los
residentes que deben contar con salarios y condiciones laborales dignas en todas las
jurisdicciones del país. ¡Basta de precarización, pobreza y aprietes! ¡Sin residentes no
hay hospital!
El propósito de desmantelar toda responsabilidad del Estado nacional respecto de la
salud pública se completa con los despidos a mansalva en instituciones fundamentales
de nuestro sistema sanitario. Repudiamos los despidos en los hospitales Posadas,
Sommer y Bonaparte durante este 2025 y seguimos exigiendo la reincorporación de
todos. Repudiamos, también, la reciente creación de la ANES (Administración
Nacional de Establecimientos de Salud), cuyo único propósito es profundizar los
recortes. Antes, hubo despidos en el Ministerio y se desmantelaron las Coordinaciones
Nacionales de TBC, Lepra, Hepatitis y HIV. También se cerró el Instituto Nacional del
Cáncer y se desfinancian el Clínicas, el Roffo y en general los hospitales universitarios.
Estas políticas debilitan las posibilidades de diagnóstico, prevención y tratamiento. Así,
se dañan las vidas de nuestro pueblo. La reciente pérdida de Araceli Julio pone en el
centro de la escena el accionar irresponsable de este gobierno, pues ella fue una de
tantas personas que tuvo que luchar contra los recortes en el dispendio de medicación
oncológica por parte de la DADSE.
Trabajadores en distintas jurisdicciones, provincias y municipios del país, desde
Ushuaia a La Quiaca, enfrentan las medidas de ajuste en el Sistema Público de Salud.
Hoy mismo, junto a esta enorme marcha, hay movilización en Rosario, paro en
Chubut, paro y movilización en Neuquén y La Rioja, acto en el Hospital Central de
Mendoza y asambleas en Chaco y todos los hospitales de Río Negro.
Nos dicen que “no hay plata”, mientras el gobierno acaba de destinar 4200 millones de
dólares al pago de deuda externa. ¡La salud pública necesita recursos ya!
Como si todo esto fuera poco, tenemos el ajuste brutal en discapacidad, que afecta en
forma generalizada a las personas en esa condición y a los trabajadores de salud que
se desempeñan en el área. Exigimos la inmediata implementación de la ley
recientemente sancionada.
Desde esta plaza decimos: que se vaya el empresario Mario Lugones. Que renuncie
ya. ¡La salud y la vida no son mercancías!
Evidentemente, lo que ocurre con el Garrahan en particular y la salud pública en
general tiene el mismo origen que tantos otros padecimientos que está sufriendo
nuestro pueblo. El vaciamiento planificado también afecta a la educación y al sistema
científico-tecnológico. Lo mismo ocurre con el teatro independiente y la cultura en
general. La destrucción salarial corre a la par de la miseria jubilatoria. Los despidos en
el estado se emparentan con la desocupación creciente en el sector privado. La
crueldad contra usuarios del sistema de salud va de la mano con el recorte de
alimentos en los comedores populares. Por eso, no es casual que en esta plaza
estemos juntos trabajadores y trabajadoras del Garrahan y decenas de hospitales de
todas las jurisdicciones; residentes de la nación, la CABA y la Provincia de Buenos
Aires; trabajadores de organismos fundamentales del Estado afectados por fusiones y
cierres; trabajadores que enfrentan despidos en distintos sectores de la industria;
jubilados que se plantan todos los miércoles y nos convocan especialmente a movilizar
el próximo 23 de julio; docentes y estudiantes que pelean por la educación pública;
organizaciones sociales y piqueteras que resisten en los barrios.
Hoy 17 de julio y desde esta plaza, decimos con fuerza: el Garrahan nos necesita. Nos
necesita defendiendo cada puesto de trabajo, cada área, cada servicio. Porque
cuando atacan al equipo de salud, no atacan a individuos; atacan a un entramado que
recibe, cuida, diagnostica, cura y acompaña a quienes llegan desde todos los rincones
del país.
Hoy, la salud de nuestras infancias y adolescencias está en riesgo. Duele decirlo, pero
es urgente hacerlo. Lo que está pasando atenta directamente contra un sistema de
salud pública e integral que se está desmantelando frente a nuestros ojos. Es por todo
esto que no podemos naturalizar la indiferencia, aceptar la violencia como forma de
gobierno, ni permitir que nos arrebaten los derechos que nos pertenecen.
Necesitamos darle continuidad a esta potente convocatoria con un paro activo
nacional, una enorme y superior Marcha Federal y un verdadero plan de lucha. Las
centrales obreras -en especial la CGT- tienen esa responsabilidad. Sin embargo, no
nos vamos a quedar cruzados de brazos y así cómo construimos desde abajo, con
asambleas, Cabildo Abierto y articulaciones de distinto tipo esta Plaza por el Garrahan,
la salud pública y todas las luchas, vamos a estar poniendo lo mejor de nosotros para
garantizar la continuidad de este 17 de julio, más masivo, más contundente y con el
mismo compromiso.
Viva la lucha de los trabajadores y trabajadoras del Garrahan
Porque nuestras chicas y chicos no son un gasto, son el futuro.
Defendamos la salud pública.
Defendamos a las infancias.
La salud no se negocia.
La dignidad no se entrega
El Garrahan no se toca.
Por el Garrahan, la salud pública y todas las luchas