El Gobierno anunció una iniciativa con la que pretende desarrollar la minería de uranio. Sin embargo, especialistas aseguran que el objetivo es “romper la autonomía” nuclear y facilitar la participación de Estados Unidos. “Decadente y declinante para Argentina”, advierten.
Por Rodolfo Kempf* para Canal Abierto | Demian Reidel, que acaba de renunciar como jefe de asesores de Milei pero que continúa al frente de Nucleoeléctrica Argentina Sociedad Anónima (NA-SA), mantuvo reuniones para incorporar a la agenda 2030 de YPF la iniciativa de una YPF Nuclear. En la reunión participó el gobernador de la Provincia de Chubut Ignacio Torres y Horacio Marín, ex TecPetrol y CEO de YPF.
Reidel además de ser el presidente del directorio de la operadora de las centrales nucleares es el Presidente del Consejo Nuclear Argentino. Se trata de una instancia inventada por el gobierno libertario para llevar adelante un plan de privatización y desarticulación del área nuclear argentina que consta de los siguientes eslabones: privatización del 49 por ciento del paquete accionario de NA-SA (aprobado en la Ley Bases), clausura del reactor de diseño nacional CAREM para abrir paso a una iniciativa financiera con una empresa privada yanky llamada Meitner Energy que promueven los reactores ACR 300 junto a la promesa de una ciudad nuclear que abastezca datacenters para IA en la Patagonia Argentina y la exportación de minerales de uranio.
En marzo el Ministerio de Hidrocarburos de la provincia de Chubut intimó a la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) a que devuelva las minas de uranio que el organismo tiene (en concesión desde la constitución de 1994) en la provincia de Chubut. Por debajo del paralelo 40 la tasa de concentración de Uranio es importante. Allí se encuentra Cerro Solo, el mayor yacimiento de uranio en el país. La extracción de uranio en Argentina se desarrolló fundamentalmente en la provincia de Mendoza donde reside el Complejo Minero Fabril San Rafael de la CNEA en Sierra Pintada. Si bien la concentración de uranio es mayor por debajo del paralelo 40, su extracción implica mayores dificultades que en Sierra Pintada de Mendoza. Al mismo tiempo en Chubut el uranio viene asociado con molibdeno, lo cual suma procesos de separación química y mayor deseo de rapiña por la avidez en el mundo de minerales críticos. Mucho más para un gobierno libertario y su anhelo de subordinarnos como colonia estadounidense.
La Ley 24804 exige que los minerales de uranio garanticen el abastecimiento del combustible nuclear para nuestras centrales nucleares. La iniciativa del gobierno podría romper este mínimo acuerdo de autonomía tecnológica en nuestro ciclo de combustible nuclear.

El uranio, al igual que el conjunto de los minerales críticos, es muy requerido mundialmente. Por ejemplo, debido a la expansión de la cantidad de centrales nucleares en el mundo, se espera que a fin de la década la demanda anual de uranio para centrales nucleares sea de 60.000 toneladas y hoy se producen solo 48.000. Su precio se ha incrementado: previo a la pandemia el precio del uranio se encontraba en los US$24, y hoy se ubica alrededor de los US$75.
La iniciativa de YPF Nuclear, con una YPF donde BlackRock es el principal accionista privado y en la perspectiva colonial del actual gobierno, permite el juego en las bolsas de valores de la timba en los negocios minerales y habilita las soluciones del régimen de Trump a su cuello de botella de los minerales críticos: adquirir derechos mineros en Estados vasallos como Australia (miembro del Commonwealth) o mediante la apropiación directa de tierras, idea que subyace a la invasión de Groenlandia y el acuerdo de minerales para cerrar la guerra en Ucrania. Una perspectiva decadente y declinante para la Argentina.
*Rodolfo Kempf es físico, coordinador de Transición Energética en la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Industria (CNTI), investigador de la CNEA, especialista en Combustibles Nucleares y Residuos Radiactivos. Miembro de la Comisión Ejecutiva Nacional de la CTA Autónoma. Colaborador de Canal Abierto.