Mientras el sistema de salud pública en Río Negro se sostiene a pulmón, sudor y vocación, el Gobierno provincial sigue actuando como si la vida de sus trabajadores no valiera nada. Este lunes 8 de abril, los y las trabajadoras de la salud —representados por ASSPUR— salen nuevamente a las calles, convocan asambleas en cada hospital y levantan sus banderas con una exigencia que no es capricho, sino justicia elemental: ¡salario inicial igual a la canasta familiar y recomposición salarial para todos!
¿Qué significa esto? Que nadie que salva vidas, que cura heridas, que acompaña partos, que vigila camas de terapia intensiva, debería tener que elegir entre pagar el alquiler o comprar leche para sus hijos. Que nadie debería tener que trabajar en tres turnos, pedir préstamos o endeudarse hasta el cuello solo para sobrevivir. Pero esa es la cruda realidad que el Gobierno de Río Negro ha normalizado: la explotación institucionalizada de quienes sostienen el sistema de salud.
Y lo más indignante: mientras los trabajadores se organizan, deliberan y luchan con transparencia y unidad, el Ejecutivo provincial sigue negociando sus salarios “a espaldas” de ellos, trasladando sus demandas a mesas donde no tienen voz, donde los sindicatos generales —ajenos a la especificidad del sector salud— deciden por ellos. ¿Es esto democracia? ¿Es esto justicia social? No. Es desprecio. Es abandono. Es una traición a quienes mantienen en pie la salud pública de toda la provincia.
En el Hospital Sati de Viedma, a las 10:30, y en cada centro de salud de Río Negro al mediodía, los trabajadores volverán a alzar la voz. No piden lujos. No piden privilegios. Piden $1.800.000 de salario inicial —lo que hoy cuesta vivir con dignidad— y la recomposición de la pirámide salarial, para que nadie en el escalafón quede condenado a la pobreza estructural.
¿Qué responde el Gobernador? Silencio. Indiferencia. Negociaciones opacas. Mientras tanto, las enfermeras, los técnicos, los camilleros, los administrativos, los médicos de planta —todos— siguen sosteniendo un sistema que colapsaría sin ellos. ¿Hasta cuándo se les va a exigir heroísmo sin garantizarles ni siquiera lo básico?
La dignidad no se negocia. Se defiende. Y se defiende en la calle, en la unidad, en la lucha.
ASSPUR no está pidiendo un disparate. Está exigiendo lo mínimo: que el trabajo que salva vidas sea valorado como tal. Que el Estado deje de administrar la miseria y comience a garantizar derechos. Que se entienda, de una vez por todas, que sin trabajadores dignamente remunerados, no hay salud pública posible.
Gobernador: no son números en un presupuesto. Son personas. Son familias. Son los que están ahí cuando usted, su familia o cualquier rionegrino lo necesita. ¿Cuánto más tendrán que esperar?
¡SALUD PÚBLICA DIGNA SE CONSTRUYE CON SALARIOS DIGNOS!
¡QUE EL GOBIERNO DEJE DE HACERSE EL SORDO!
¡POR $1.800.000 DE INGRESO Y PIRÁMIDE SALARIAL JUSTA!
¡LA LUCHA SIGUE, Y LA UNIDAD ES NUESTRA FUERZA!
— ASSPUR no claudica. Río Negro no puede esperar.