Celeste Elizabeth López, la joven catrielense que representa a su ciudad en el reconocido certamen musical “La Voz Argentina” (Telefé), dio un paso más en la competencia y logró emocionar a todos los coaches con una interpretación inolvidable. En esta nueva etapa, cantó a dúo con Lucía Garombo el clásico cristiano “Pescador de hombres”, en una actuación que fue tan conmovedora como poderosa. La elección final quedó en manos de Soledad Pastorutti, quien volvió a apostar por Celeste y la mantuvo en su equipo.
Con una voz cargada de sensibilidad y una historia que toca el alma, Celeste se convirtió en una de las grandes revelaciones del programa. Trabaja en una heladería de su ciudad, tiene 30 años, y asegura que la música la acompaña desde siempre. “No tenía juguetes, ni muñecas, de chica jugaba a cantar”, reveló en su presentación. Su primera aparición en el programa fue con una versión de “Para siempre”, que logró que dos coaches se giraran. Finalmente, eligió a Soledad como su guía artística en esta experiencia transformadora.
La joven, nacida y criada en Catriel, una ciudad alejada de los grandes escenarios pero rica en tradiciones, se formó de manera autodidacta. Aprendió a tocar la guitarra y el ukelele, dio clases de música, y fue moldeando su talento entre tonadas cuyanas, guitarras familiares y encuentros fogoneros durante los veranos en el campo. “Dios me dio ese regalo”, expresó con humildad al hablar de su talento natural.
Su paso por el programa ya generó una oleada de orgullo en su comunidad. “La chica que vende helados”, como muchos la conocen en Catriel, puso a su ciudad en el centro de la escena nacional. La emoción, autenticidad y talento de Celeste son un símbolo de esfuerzo y pasión por la música, y cada vez que se sube al escenario, no solo canta: representa a todo un pueblo.
Con cada nota, Celeste López demuestra que no hacen falta grandes academias para llegar lejos. Su camino recién comienza, pero su voz ya dejó una huella imborrable.