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Ruta 151: la Justicia desnuda la desidia nacional y la contradicción provincial

La crisis de la Ruta Nacional 151 volvió a quedar expuesta en los tribunales federales. El juez Hugo Greca reconoció el amparo colectivo impulsado por el gobernador Alberto Weretilneck, intendentes y cámaras empresariales, un recurso desesperado para frenar el deterioro de una traza que se convirtió en un riesgo latente para miles de rionegrinos.

El magistrado dispuso avanzar con medidas urgentes: delimitar los tramos más críticos, realizar un reconocimiento judicial in situ y permitir la intervención de peritos de parte para determinar qué obras mínimas resultan impostergables. Una hoja de ruta judicial que, de mínima, deja al desnudo la falta de voluntad política del Estado Nacional en materia de infraestructura vial.

El Fiscal de Estado, Gastón Pérez Estevan, fue tajante: “El propio Estado Nacional reconoció que en dos años no ejecutó obras sustanciales y que lo hecho hasta ahora es claramente insuficiente. Esa confesión deja en claro que la Provincia tenía razón al plantear esta acción judicial”.

Pero lo que queda en evidencia no es solo la inacción de la Nación: también asoma la contradicción de un gobierno provincial que, mientras litiga por rutas en ruinas, en otros ámbitos respalda y acompaña las políticas de ajuste del Ejecutivo central. Es decir, se reclama en los tribunales lo que se legitima en la política.

El trasfondo es claro: la Ruta 151 se ha convertido en un símbolo del abandono federal, un ejemplo doloroso de cómo la desidia administrativa se traduce en riesgo de muerte. Y, al mismo tiempo, un espejo incómodo para la dirigencia provincial, que exige obras en los juzgados mientras sostiene, con su apoyo político, al mismo Estado que las niega.

Pérez Estevan lo resumió con crudeza: “Río Negro no se va a resignar a que la desidia nacional ponga en riesgo vidas humanas”. Sin embargo, la realidad muestra que la resignación ya lleva años circulando entre pozos, banquinas desmoronadas y parches de obra que nunca llegan a destino.

El amparo, advirtió el Fiscal, no puede transformarse en un juicio ordinario: la Justicia debe actuar rápido. Aunque el verdadero juicio, el político, ya está abierto: ¿hasta cuándo se tolerará que la Nación ignore a las provincias productivas? ¿Y hasta qué punto los gobiernos locales seguirán jugando a la doble vara de reclamar con un ojo y acompañar con el otro?

La Ruta 151 no solo es un camino agrietado: es la metáfora de un país que se acostumbra a la improvisación, al abandono y a la peligrosa costumbre de que las vidas valgan menos que la caja fiscal.

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