Los pedidos por obras públicas consideradas imprescindibles en distintas localidades de Río Negro siguen acumulándose sin respuestas desde el Gobierno nacional. Son reclamos que, para muchos, se asemejan a un grito en el desierto: urgentes para las comunidades, pero ignorados por las autoridades centrales.
En los últimos meses, la intendente de Catriel, acompañada por su par pampeano de 25 de Mayo, Leonel Monsalve, viajó a Buenos Aires para exigir reparaciones en la ruta nacional 151, cuyo deterioro implica un riesgo permanente para automovilistas y transportistas. La respuesta que recibieron fue la ya conocida frase que se convirtió en lema presidencial: “No hay plata”.
En Choele Choel, la situación tampoco es mejor. La obra de la rotonda que vincula las rutas 22 y 250 quedó inconclusa, y durante meses vehículos de gran porte debieron circular por un desvío improvisado que generó accidentes, daños materiales y trastornos para los vecinos del barrio Las Bardas. El propio intendente viajó a la capital en su momento, cuando todavía se especulaba con algún giro en la postura de Javier Milei, pero la gestión no prosperó.
Más tarde, el concejal Darío Castro, de “Somos Choele”, envió una carta documento reclamando la finalización de la obra, aunque la movida terminó siendo tomada como un gesto “testimonial” e incluso objeto de burlas, ante la certeza de que el reclamo no prosperaría. Pese a ello, Castro insiste.
“Desde Somos Choele no vamos a parar de reclamar por la finalización de la obra de las rotondas y los accesos a nuestra ciudad. Esta es una obra fundamental para la seguridad vial y el desarrollo de nuestra comunidad, y exigimos que se termine de una vez por todas. Somos el único espacio político que reclama de manera sistemática, mientras otros prefieren hacer silencio o mirar para otro lado”, escribió en sus redes.
En diálogo con este medio, a través de WhatsApp, el edil reafirmó su postura: “Y bueno… Somos los únicos que reclamamos. Ni el PJ, ni la UCR, ni JSRN, menos el PRO, han hecho o dicho algo concreto frente a este reclamo. Pareciera que quieren que la obra se quede así. Inexplicable”.
La lectura política de otros sectores es más escéptica. Muchos sostienen, a viva voz o entre murmullos, que quienes alzan la voz lo hacen “para la cámara”, conscientes de que sus gestiones no tendrán eco en la Casa Rosada, pero con la expectativa de cosechar algún rédito político en sus distritos.
Mientras tanto, las rutas siguen esperando, los vecinos padecen la falta de infraestructura y los reclamos se acumulan, chocando una y otra vez contra la misma pared: la respuesta oficial de que, por ahora, “no hay plata”.