En medio de un escenario de tensión cambiaria y fuertes compromisos de deuda externa, el Banco Central dejó de intervenir en la compra de divisas dentro de las bandas establecidas, y ahora es el Ministerio de Economía el que debe conseguir los dólares necesarios para afrontar los abultados vencimientos que se avecinan: entre 2026 y 2027, Argentina deberá pagar USD 32.400 millones.
Ante este panorama, el equipo económico liderado por Luis “Toto” Caputo activó un mecanismo poco convencional para reforzar las reservas: aprovechó los pesos acumulados por el Tesoro gracias al superávit fiscal —logrado a costa de jubilaciones licuadas y la paralización total de la obra pública— para ejecutar compras de divisas mediante la modalidad “block trader”. Este sistema permite concretar grandes operaciones cambiarias por fuera del circuito tradicional y con escasa transparencia.
Pero la pregunta que sobrevoló el mercado no tardó en aparecer: ¿quién le vendió al Gobierno semejante volumen de dólares? Con un tipo de cambio considerado bajo por la mayoría de los analistas, pocos creen que haya operadores privados dispuestos a desprenderse de divisas sin una razón de peso.
Las miradas se posaron rápidamente sobre YPF. Fuentes con conocimiento de la operatoria admitieron que parte de los fondos provino de la petrolera estatal, que habría utilizado dólares recientemente ingresados por financiamiento internacional para el proyecto del oleoducto Vaca Muerta Sur.
“YPF le va a tener que explicar a sus inversores por qué pone la cara por un préstamo internacional para una obra que ni siquiera empezó, y le termina regalando los dólares al gobierno. Cada día que pasa, la obra en pesos se encarece más”, advirtió un empresario del sector energético.
El resto de los fondos utilizados por el Tesoro aún sigue envuelto en misterio. La falta de información concreta alimenta las suspicacias en la City, donde operadores advierten sobre los efectos colaterales de este tipo de estrategias: distorsión de precios, señales ambiguas y desconfianza en las reglas de juego.
“Cuando el Tesoro compra en bloque, inevitablemente impacta sobre el precio del dólar”, explicó un operador financiero. Como ejemplo, citó lo ocurrido el martes pasado, cuando una operación similar disparó la cotización del dólar mayorista en casi 50 centavos en pocos minutos, forzando una rápida reconfiguración de posiciones en el mercado.
Aunque en los papeles las maniobras se presenten como legales y prolijas, los analistas alertan que estas jugadas generan ruido e incertidumbre. En un contexto donde la confianza es clave, el uso discrecional de recursos sensibles como las divisas podría tener efectos contraproducentes para el ya frágil equilibrio macroeconómico del país.