A las sospechas de mala praxis por la muerte de una joven parturienta —hecho que ya investiga la Justicia— y los recientes pedidos de madres por una mayor complejidad del hospital, se suma ahora un nuevo y duro testimonio sobre el funcionamiento del sistema sanitario en Catriel.
Este fin de semana, una vecina de la ciudad, Lorena Ganemian, publicó en sus redes sociales un relato que volvió a poner en evidencia la tensión entre el discurso oficial y la realidad cotidiana de los pacientes que acuden a la guardia local.
“Anoche, durante una reunión, me sentí descompuesta y decidimos acudir de urgencia al hospital. Al llegar, me costaba hablar y mi malestar era evidente. En admisión, lejos de priorizar la urgencia, me exigieron el documento y todos mis datos, con una actitud fría y sin empatía”, relató Ganemian. “La frase fue ‘la próxima tiene que traerlo’, como si una pudiera elegir cuándo se descompone”, agregó.
La mujer destacó el profesionalismo y la humanidad de la enfermera que la atendió, pero denunció que el médico de guardia nunca apareció, a pesar de que la profesional de enfermería le informó que iría a buscarlo.
“Es de público conocimiento que este médico rara vez atiende personalmente: diagnostica y receta por teléfono. Son las enfermeras quienes sostienen la atención con compromiso y humanidad, mientras el ‘profesional’ de guardia se da el lujo de no presentarse”, escribió.
El testimonio de Ganemian se suma a una serie de denuncias y reclamos que en las últimas semanas expusieron la falta de personal médico, el destrato administrativo y la precariedad del servicio de emergencias. Una madre contó recientemente que, cuando su hijo sufrió convulsiones tras un accidente, le recomendaron desde el hospital que lo trasladara por sus propios medios, por falta de ambulancia disponible.
Mientras tanto, la comunidad expresa su creciente frustración con un sistema que parece quebrado en lo más básico: la atención humana y la presencia efectiva de profesionales.
“Luego se molestan cuando la comunidad reclama o expone públicamente estas falencias, pero pareciera que los requisitos para ocupar ciertos lugares son el destrato y la falta de empatía hacia quienes más lo necesitan”, cerró la vecina en su publicación.
Ganemian anunció que presentará una denuncia formal ante los organismos correspondientes, aunque admitió que no tiene muchas expectativas de cambio.
“Me queda un poco de esperanza, porque nadie en una situación de salud vulnerable merece ser tratado como se viene haciendo desde hace años”, concluyó.
La publicación volvió a encender el debate sobre la desatención y la falta de control estatal en un hospital que —pese a los anuncios oficiales de mejora— continúa acumulando cuestionamientos por su funcionamiento diario y el destrato hacia los pacientes.










