El nombre de Manuela “Manu” Pereyra ya dejó de ser una promesa para convertirse en sinónimo de constancia, talento y vigencia en el tenis de mesa argentino. Años de trabajo silencioso, disciplina férrea y un recorrido que comenzó en la Escuela Municipal de Catriel, hoy la mantienen como una de las deportistas centrales de esta disciplina en el país.
Septiembre será, una vez más, un mes que pondrá a prueba su jerarquía. Apenas regresada de los Panamericanos Juveniles, Manu inicia un verdadero maratón deportivo con tres competencias de máxima exigencia. Primero, el Gran Prix Nacional de Mendoza (5 al 7 de septiembre), donde competirá en la categoría Superior, enfrentando a las mejores del país en el mítico Aconcagua Arena.
Le seguirá un desafío histórico: los Juegos Olímpicos Argentinos de Alto Rendimiento (JADAR), del 9 al 14 de septiembre en Rosario. Allí, la catrielense representará a Río Negro junto a Aldana Alvarado González y Ciro Samczuk, bajo la dirección del entrenador provincial y padre, Cristián Pereyra. En este evento inédito, que reunirá a más de 3.000 atletas de las 24 provincias, Manu volverá a ser protagonista en una disciplina que combina pasión con alto rendimiento.
El recorrido cerrará en Buenos Aires, con la Superliga Nacional de Equipos (13 y 14 de septiembre), donde Manu debutará con su nuevo club, La Patriada de Florencio Varela, tras coronarse campeona en las ediciones 2022 y 2023 con el Club Fénix. Su incorporación a un plantel reforzado con jugadoras de Selección, como Alma Marcial y Luciana Frías Paz, es otro signo de su peso específico dentro del tenis de mesa argentino.
Lo de Manu no es una casualidad: es la confirmación de que una deportista nacida y formada en Catriel puede sostenerse durante años en la elite nacional, sorteando la falta de recursos que muchas veces condiciona a los atletas del interior. Su presencia constante en torneos de máxima exigencia habla de un proyecto deportivo familiar y comunitario que ha logrado trascender las fronteras de la región para instalar su nombre en el centro de la escena.
En tiempos donde el deporte argentino busca referentes auténticos, la figura de Manu Pereyra crece como un ejemplo de que desde una ciudad patagónica también se puede escribir historia en la alta competencia.







